Por Jose Antonio Gómez Hernández (Catedrático del área de Biblioteconomía y Documentación de la Universidad de Murcia. Autor del blog de cómics para bibliotecas jirotaniguchi.com)
¿Merece la pena leer un cómic sobre la vida de una artista surrealista que durante su vida padeció esquizofrenia? ¡Radicalmente sí! Al menos para cualquiera con deseos de empatizar y comprender a las y los demás, que quiera conocer un proceso de creación visual y literaria brillante y auténtico, para quien desee saber más sobre el surrealismo y las posibilidades del arte y la escritura automáticas, o por supuesto adentrarse en un testimonio de la enfermedad mental.
La enfermedad mental está muy presente en la novela gráfica actual, casi siempre vinculada a obras biográficas o autobiográficas. Lisa Mandel construye en Psiquiátrico (Astiberri) una historia de las formas de reclusión de las personas afectadas desde los años setenta del siglo pasado, a través del relato de una enfermera en uno de estos centros, la madre de la autora. Por su parte, en Pychiatric Tales (Bloomsbury) Darryl Cunningham relata once duras experiencias como auxiliar en un hospital psiquiátrico. La depresión o la ansiedad protagonizan obras como Los combates cotidianos de Manu Larcenet (Norma), Enorme suciedad, de Maite Mutuberría (Pepitas de calabaza), La levedad de Catherine Meurisse (Impedimenta), La profecía del armadillo, de Zerocalcare (Reservoir Books) o Crisis de ansiedad, de Juanjo Sáez (también Reservoir Books). El trastorno bipolar es contado por los autores que lo viven a través de sí mismos o de sus familiares más queridos en obras como Majareta (La cúpula), de Ellen Forney, El día de la victoria, autoeditado por Guillermo Carandiri, Cara o cruz de Lou Lubie (Norma) o Arnau contra Arnau, de Arnáu Sanz (Aia Editorial). Y la esquizofrenia es tema central de cómics como Trágame entera de Nate Powell (La cúpula), que describe el proceso de alucinación, la distorsión de la realidad, las ideas obsesivas o los delirios de la propia autora, y también en las historias de Las voces y el laberinto, de Alfredo Bores y Ricard Ruiz Garzón (Sapristi).