María Fernandez Ostolaza

LA RIDICULA IDEA DE NO VOLVER A VERTE, de Rosa Montero, Seix Barral, 2014

En este caluroso y plácido fin de semana de septiembre he leído, de dos sentadas, La ridícula idea de no volver a verte, de Rosa Montero. Y como me pasa con todos los libros que me gustan, antes de terminarlo ya tenía la necesidad de contar al mundo, al menos a mi mundo, lo bonito que es. Lo termino con la dificultad de contenerlo; necesito hablarlo.
Hace tiempo que Pepa, mi hermana menor, lectora ágil e incansable, me sugirió lo mucho que me gustaría. Pepa me conoce bien, pero tratándose de un libro sobre el duelo y gozando Pepa de una mente racional, fui prudente, más bien, me pretendí prudente, y desatendí la recomendación. Craso error.

Ya escribí en otro lado que cuando el psicoanalista Darian Leader decidió profundizar en el estudio de la pérdida, se sorprendió de la escasez de textos que aportaran planteamientos novedosos después de la publicación de Duelo y Melancolía: “Había ido a librerías locales con la esperanza de encontrar algunos estudios decentes sobre el tema ––escribe Leader–– después de echar un vistazo entre la no-ficción y no encontrar nada nuevo, fui a los estantes de ficción. Ahí había libros de todos los rincones del mundo, escritos por jóvenes novelistas, favoritos experimentados y los grandes maestros del pasado. Muchos eran claramente historias de pérdida, separación y aflicción. Por un momento, la enorme cantidad de obras me aturdió. Había pasado semanas intrigado por la ausencia de literatura sobre mi tema de investigación y ahora estaba frente a estantes de obras que prácticamente no hablaban de otra cosa. Entonces se me ocurrió que tal vez la literatura científica sobre el duelo que había estado buscando era simplemente toda la literatura”. (1)

La ridícula idea de no volver a verte es un verdadero manual sobre el duelo; un estudio a partes iguales sobre la vida y la muerte. Una acertada investigación de la relación con uno mismo y con el prójimo; con el cuerpo de uno y de los otros. Es además una biografía rigurosa y apasionante de la doblemente galardonada con el premio Nobel, hoy más que nunca desprestigiado, María Salomea Sklodowska, a quien todos conocemos por Marie Curie.

La biografía resulta rigurosa no solo por el trabajo documental, sino porque cuestiona al personaje, y, valiéndose de ello, Rosa Montero construye un entramado de reflexiones muy interesantes sobre la feminidad, la vida profesional, la pareja, el ejercicio de la maternidad, incluso el de la no maternidad, y también el ejercicio de ser hija.

Inventa un nuevo género, la biografía autobiográfica. Utiliza la observación de Marie Curie para explorar su propio dolor, y algo que pudiera parecer pretencioso resulta, sobre todo, honesto. Cumple con uno de sus principales propósitos: escribir con la mayor libertad que le es posible. Qué difícil es siempre contarnos eso que llamamos verdad, no digamos contársela a los demás.

Entre sus propios datos nos revela que estudió hasta cuarto de psicología, pero no terminó la carrera porque se dio cuenta de que psicólogos y psiquiatras estábamos todos locos, y estudiábamos y ejercíamos por esa misma razón, para curarnos. No va desencaminada, pero los seres humanos cambiamos, cuerdos y locos, con tropiezos y con esfuerzo conquistamos ciertos cambios. Ella también estaba loca, como la mayoría un poco loca, y ahora parece mucho más cuerda. Así que nos deleitamos en estas páginas con el ejercicio de la psicoanalista que no fue, pero pudo haber sido, por lo bien que se desenvuelve al desenmarañar con sencillez conceptos verdaderamente complejos. Identifica, ordena, nombra afectos y pensamientos hasta acercarse a lo inasible, hasta rayar lo innombrable. Como ella misma dice: rodea el agujero. Es muy difícil lo que hace, más difícil que los estudios de neuropsi que cita, banales comparados con las referencias literarias, soberbias, mucho más útiles para la comprensión del ser humano.

Pero La ridícula idea de no volver a verte es, por encima de todo y de cualquier cosa, un libro sobre el deseo, una verdadera historia de amor; tanto que al leerlo nos reconocemos en nuestra más tierna juventud amorosa. Y no, no me estoy refiriendo a la tierna infancia, de la que también habla porque el amor tiene muchas edades, sino a la historia de amor de juventud que se conserva, se transforma y perdura. En su caso, a la historia con Pablo, un hombre muy importante en su vida, contada con la dosis perfecta de pudor. Un ejercicio coherente con la importancia que le da a conservar la intimidad.

Vuelve a su vocación literaria para responderse sobre la utilidad del arte, de la estética, de la literatura. En definitiva, ¿para qué sirve el relato? Y lo hace con tanta belleza que cuando pienso en cómo puede afectarnos el dolor desplegado, el coste de la tristeza palpable, conmovedora, la que nos moja, la que nos deja temblando y tiritando, me parece que merece la pena. La pérdida sigue siendo dolorosa, pero ahora es un poco más digna. Este libro es un consuelo con el que se capta el pleno sentido que encierra un merece mucho la pena.

Referencias
(1) Leader, D. (2011) La moda negra, Madrid, pp.13

Maria Fernández Ostolaza
Psicoanalista, miembro del CPM
mariaostol@icoud.com